Para ofrecer el máximo rendimiento, los superordenadores deben ofrecer seguridad multiinquilino, que se logra idealmente a través de plataformas nativas de la nube. El elemento clave que habilita esta transición de arquitectura es la DPU.
Como plataforma de centro de datos en el chip totalmente integrada, la DPU puede descargar y administrar la infraestructura del centro de datos en lugar del procesador host, lo que permite la seguridad y la orquestación del superordenador.
Combinada con la conmutación NVIDIA Quantum InfiniBand, esta arquitectura ofrece un rendimiento sin sistema operativo óptimo, mientras que admite de forma nativa el aislamiento de inquilinos de varios nodos.